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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 210 | Septiembre 1999

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Internacional

Deuda externa: cinco tesis básicas

Ha sonado ya la voz de alarma y es general el clamor: la economía del mundo está al borde del abismo. La solución del problema de la deuda externa de los países pobres del Sur exige reconocer esta crisis. Urgen políticas económicas diferentes, modificaciones tecnológicas y urge, sobre todo, priorizar a los seres humanos.

Oscar Ugarteche

He aquí cinco tesis sobre el problema de la deuda externa del Tercer Mundo desarrolladas a partir de la experiencia de los años 80 y de la crisis iniciada en 1997. El argumento central es: lo que anda mal es el sistema económico internacional, existe una crisis sistémica y en ese contexto se hace evidente que la solución al problema de la deuda de Africa y América Latina no ha sido definitiva. Hay que darle esa solución definitiva, pero es preciso comprender los elementos que deben modificarse en el sistema internacional para hacer viable el desarrollo económico y para evitar la posibilidad de que se repita nuevamente una crisis de gran magnitud.

Algunos datos que sirven de marco referencial al problema son éstos:
. El crecimiento económico en las décadas del 50 al 70 fue doble que el crecimiento económico de los años 90.

. Entre 1970 y 1980 la deuda externa de América Latina se duplicó.

. Entre 1980 y 1990 el crecimiento económico de América Latina se estancó y la región exportó 375 mil millones de dólares netos en servicio de la deuda.

. A partir de mediados de los años 80 se comienzan a establecer en el mundo las políticas de ajuste estructural. El PIB per cápita de los diez países más ricos del planeta se duplicó entre 1985 y 1995, mientras el PIB per cápita de los diez países más pobres descendió un 30%. La distancia en el per cápita, entre el país más rico y el país más pobre creció en esos años de 70 a 430 veces.

Tesis 1: liberación y desregulación

La liberalización y desregulación en América Latina tiene tres objetivos:
. Incrementar el ahorro nacional, para evitar los niveles de endeudamiento externo ocurridos en la década del 70.

. Nivelar el tipo de cambio, revaluado, que hace que las importaciones sean baratas y las exportaciones costosas.

. Equilibrar el déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos, que era muy alto como resultado de los tipos de cambio bajos y de la política de sustitución de importaciones.

El concepto del ajuste estructural acompañado de políticas de libre mercado se introdujo en América Latina para responder a la deuda externa. Para negociar la deuda externa es preciso tener un acuerdo con el FMI, que establece las condiciones para resolver el problema del tipo de cambio, del ahorro nacional y del cierre de la brecha externa. Tras el acuerdo con el FMI es preciso un acuerdo de ajuste estructural con el Banco Mundial (BM) que tiene estos elementos de políticas:
. Liberalizar el comercio interno y externo y desregularlo.

. Desregular el mercado de trabajo con la llamada flexibilización laboral.

. Liberalizar y desregular el sistema financiero.

. Reducir el tamaño del Estado:
-Eliminando los subsidios.

-Privatizando las empresas públicas.

-Reduciendo el personal y las funciones públicas.

Después de pactar todo esto se puede negociar la deuda externa con el Club de París y con los acreedores privados, tanto para obtener los créditos concesionales del Banco Mundial para los países de ingresos bajos, como para el Plan Brady para los países de ingresos medios. Los acuerdos con el FMI, BM/BID, Club de París y Club de Londres están condicionados los unos con los otros de manera que si se incumple con uno se incumple con todos. Usualmente, cuando existen acuerdos con la Organización Mundial del Comercio (OMC), acuerdos antidrogas con el gobierno de Estados Unidos, y acuerdos medioambientales, todos están también vinculados a los acuerdos macroeconómicos.

El argumento utilizado para convencer a los gobiernos latinoamericanos de los cambios drásticos del ajuste fue: no hay alternativa. El instrumento fue la coerción. La manera como se persuadió a los gobiernos a aplicar estas políticas fue la negociación de la deuda externa. Era preciso aplicar las políticas antes de ir a negociar las deudas con los acreedores públicos y privados: o seguían el mandato de los gobiernos del Grupo de los Siete (G-7) a través del FMI y el BM, o no había diálogo. En 1979, Nicaragua fue la excepción. En 1990 no lograría escapar.

En la década de los años 90 los resultados del ajuste no fueron los esperados. Como efecto de la apertura, no aumentó el ahorro nacional en la medida esperada. Tampoco el crecimiento o la inversión, tampoco se redujo el déficit externo. Resultados: la tasa de inversión no regresó a los niveles de la década del 70, el crecimiento económico es la mitad de lo que fue antes de la crisis de los 80, y el ahorro interno se deprimió y fue sustituido por ahorro externo, que ahora es privado cuando antes era público. El ahorro nacional total en la década de los 90 es el 18% del PIB, mientras que en la década de los 70 era el 20% del PIB.

La explicación a todo esto es que los flujos de capitales están orientados al incremento en el consumo importado y al aumento de las reservas internacionales. Esto ha tenido un impacto negativo sobre el tipo de cambio, que estuvo revaluado, haciendo baratas las importaciones y costosas las exportaciones. Esta realidad comenzó a terminar con la crisis mexicana de 1994, y definitivamente en 1999, con la crisis de Brasil.

Al final de la historia de la desregulación y la liberalización nos ha quedado esto:
. Un descenso del ahorro interno.

. Un alza pequeña del ahorro externo.
. Un leve aumento de la inversión real.

. Bajo crecimiento económico.

. Gran volatilidad financiera.

. Mayores desigualdades del ingreso.

. Pérdida de autonomía al definir la política económica.

Tesis 2: fin del orden económico

A partir de la década de los años 70, cuando con la crisis del dólar de 1971 se rompió la relación dólar/oro, y a partir de la crisis del petróleo en 1973, se dio por concluido el orden internacional establecido tras de la Segunda Guerra Mundial. Este orden estaba basado en:
. Políticas económicas de bienestar.

. Tecnología basada en el petróleo.

. Instituciones -las de Bretton Woods- como estabilizadoras de un sistema económico mundial configurado por la relación dólar/oro y por la estabilidad de los tipos de cambio.

- Surgió entonces un nuevo orden económico internacional (NOEI), que no era el sugerido por los países del Tercer Mundo bajo el NOEI pactado en 1974. Este nuevo orden actual -en el que los países del Tercer Mundo no tienen aún un papel definido- se encuentra anclado en:
. Políticas de mercado.

. Tecnología basada en la información.

. Instituciones -las de Bretton Woods- convertidas en rectoras y supervisoras de las nuevas políticas económicas y los acuerdos sobre la deuda externa.

El nuevo orden que emergió tiene una debilidad: sostenerse sobre la tecnología de la información, cuyo principio es la innovación acelerada. De este modo, la inversión en nueva tecnología fue haciéndose poco rentable por la velocidad con que las innovaciones van saliendo. Hoy, esta carrera ha creado una gran inestabilidad en el sistema mundial.

A fines de la década del 70, y para cambiar la base tecnológica, la tasa de interés subió en Estados Unidos buscando recapturar capitales que estaban circulando en el mundo. Como consecuencia, en 1982 se produjo la llamada crisis de la deuda externa de América Latina. En ese momento, agosto de 1982, se hizo una conferencia en Washington, llamada Consenso de Washington, entre banqueros, intelectuales y funcionarios de organismos internacionales. Mientras se llegaba al acuerdo del Consenso -que son las políticas de mercado y su aplicación de manera estable y homogénea- transcurrió la década de los 80. En América Latina, fue hasta 1990 que se integraron todas las economías a las nuevas políticas. La población, fatigada por el ajuste de los años 80, las aceptó, convertidas ya en una especie de "sentido común".

Tesis 3: agotamiento ideológico

La década de los 90 es el escenario en que los diversos gobiernos, junto con el FMI y el BM, llevan a cabo las aperturas económicas. Las poblaciones, los gremios, los sindicatos, todos fatigados, les dan la bienvenida y se abre una breve esperanza. Ante la caída del muro de Berlín (1989), la derrota del FSLN en Nicaragua (1990), la desaparición de la URSS (1991), y libros como los de Soto (El otro sendero, 1986), Fukuyama (El fin de la historia, 1990), y Ohmae (El mundo sin fronteras, 1990), el pensamiento totalitario de no hay alternativa caló en las sociedades. Al no haber alternativa, no había nada de que hablar ni nada que pensar. Esta ideología abrió paso en América Latina a regímenes políticos de nueva derecha, dejando en la oposición a la vieja derecha.

Todos los gobiernos entraron en este cauce, menos Cuba, y las sociedades latinoamericanas se desorganizaron, de modo que la aplicación de las nuevas políticas no encontró ninguna oposición social de importancia. Con la apertura, se introdujeron esquemas de reducción de deuda, tanto en el Club de París como en el Club de Londres, mientras los organismos multilaterales (FMI, BM, BID) se mantuvieron al margen de cualquier reducción de deuda.

Las promesas fueron mayores que las realidades y una década después se observa un crecimiento económico bajo, grandes déficits en las cuentas corrientes, y tipos de cambio desfasados que se están nivelando con ajustes bruscos, como en los casos de México en 1994, o Brasil en 1999, previéndose otros por venir. Otro efecto producido por las nuevas políticas es una polarización económica entre los beneficiados por ellas -un 20% de la población- y el 80% restante, que es excluido, y que sólo observa pero no participa.

Tesis 4: efectos de la crisis sistémica

Desde mediados de 1997 comienza a sentirse en toda su profundidad la crisis del sistema. Al inicio en Asia, luego en Rusia, luego en Brasil, las bolsas de valores de los países más desarrollados se mostraron altamente inestables y se abrió el horizonte para la resolución final de una crisis que había comenzado en realidad en el primer quinquenio de los años 70.

Súbitamente, surge una conciencia generalizada sobre la realidad de que los créditos de corto plazo son muy altos en todo el mundo y de que los niveles de endeudamiento interno son igualmente altos. También se produce una alerta sobre la volatilidad financiera y los efectos de su contagio. Entre 1997 y 1998, las bolsas de valores de todos los países en desarrollo se desplomaron, cayendo entre un 66% y un 30%, mientras las bolsas de otros países -aunque con mucha inestabilidad- terminaron sacando alguna mejora. Ha sonado ya la voz de alarma: la economía del mundo está al borde del abismo. Recién se recapitula, y en ese momento estamos.

¿Cuál es la recapitulación para el Tercer Mundo?
. En Africa, América Latina y Asia, el problema de la deuda externa de los años 70 no se resolvió definitivamente, como se pensaba.

. Pareciera que las políticas económicas de ajuste, enllavadas e irreversibles, van a cambiar.

. En su conjunto, la población ha progresado, pero hay un sector pequeño que ha avanzado mucho y otro muy grande que se ha quedado muy rezagado.

. Los tipos de cambio en América Latina están rezagados y por lo tanto las mediciones del PIB están sobrevaluadas.

. En 1998 los déficits externos fueron más grandes que nunca.

. En 1998 el ahorro nacional fue menor de lo que había sido en toda la historia contemporánea.

. Hoy existe mucha más deuda en América Latina, ésta es de corto plazo, pertenece básicamente al sector privado, y se contrató a partir de 1990.

Tesis 5: soluciones para el Sur

En el marco de la crisis sistémica se puede apreciar una caída brusca de los precios de las materias primas y el debilitamiento de los acuerdos de integración regionales. Entre 1997 y 1998 las caídas de ingresos por exportaciones fueron en los países de América Latina de un 20% como promedio, con algunas excepciones. Las tasas de interés internacionales están descendiendo temporalmente, pero en un plazo relativamente corto se anticipa un alza brusca de la tasa de interés del dólar estadounidense y del euro. Esto dibuja un horizonte de conflicto para el tema de la deuda, que debe ser prevenido porque es una repetición exacta de la crisis de 1982. Sin duda, el horizonte es idéntico al del problema de la deuda en 1930, 1876 y 1825.

Hay que darle una solución definitiva al problema de la deuda de los años 70. ¿Cómo?
. Cancelando totalmente la deuda de los países más pobres.

. Reduciendo la deuda de los países de ingresos medios contraída hasta 1981.

. Limitando el servicio de la deuda, utilizando el precedente de Perú en 1945 y de Alemania en 1953, poniendo como tope el 3% de los ingresos fiscales o su equivalente en las exportaciones.
. Poniendo condiciones al uso del presupuesto para evitar el clientelismo político y el derroche. Los recursos deben estar orientados al desarrollo sustentable y a la población más pobre para promover su desarrollo. Salud, educación y alimentación deben ser las prioridades.

. Exigiendo políticas económicas que coloquen al ser humano como prioridad.

. Reconociendo que existe una crisis sistémica y que por lo tanto:
>La teoría económica no opera como debería.

>Las instituciones internacionales no responden al problema y se han vuelto parte de él.

>La tecnología debe modificarse.

Se requiere de una nueva institucionalidad internacional que:
. Elimine al FMI, al ser parte del problema y no de la solución. Hoy el FMI induce depresiones económicas e incrementa los niveles de endeudamiento para rescatar a los bancos internacionales a través de sus créditos a países del Tercer Mundo: México, Corea, Rusia, Brasil...

. Cree un Banco Central Mundial con Bancos Centrales regionales para asegurar que todas las monedas tengan reservas. Hoy, el dólar estadounidense es una moneda sin reservas. De este modo, también se asegurará que hayan encajes y que el multiplicador del crédito sea limitado. Hoy el multiplicador es infinito y el crédito no es supervisado en la fuente.

. Cree un Club de deudores para la negociación de la deuda, tanto con los organismos multilaterales como con los países del Club de Londres y París.

. Redefina al BM y al BID para que se orienten a proyectos y abandonen la formulación de políticas, tarea que deben asumir las instituciones políticas nacionales. El fin de estos organismos debe ser el bienestar de la población y no el de las transnacionales y el de los bancos internacionales.

. Fortalezca el sistema de Naciones Unidas para que se oriente a la paz y no a la guerra.

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