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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 357 | Diciembre 2011

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América Latina

CELAC: Comenzamos a vernos con nuestros propios ojos

El 2 y 3 de diciembre se reunieron en Venezuela los gobiernos de todos los países latinoamericanos y caribeños. Daban un nuevo primer paso para la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). En este texto, lleno de optimismo por este paso y por los que seguirán, podemos apreciar las grandes diferencias, que en las dinámicas políticas y económicas, separan hoy a nuestra Centroamérica de los países de América del Sur.

Aram Aharonian

Nuestra América Latina y el Caribe surge con extraordinaria fortaleza para dar con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) un pasito más -decisivo- en el camino de la integración y la unidad, de la naciente soberanía regional. Hoy podemos estar orgullosos de nuestros avances. También estamos conscientes que seguramente Estados Unidos quiera sabotear esta experiencia, como lo hiciera con el Congreso Anfictiónico de Panamá en 1826.

Hablar de esta Comunidad significa comenzar a asumir la soberanía regional, dejando de lado el “proteccionismo” de Estados Unidos y Canadá, conscientes de que las viejas recetas que nos impusieron desde hace 500 años sólo significaron dolor y penas para las grandes mayorías. Exclusión social y pobreza, mientras los países centrales se quedaban con nuestros recursos naturales.

Bienvenida la CELAC, esta decisión de unirnos y buscar salidas conjuntas, aún cuando no todos los gobiernos de la región tienen el mismo signo ideológico y hay algunos que quieren seguir apostando a la dependencia imperial.

PASAMOS DE LA RESISTENCIA
A LA CONSTRUCCIÓN

El establecimiento de un esquema de integración política, social, cultural y económica implica la fijación de mecanismos soberanos de autodeterminación en el uso de materias primas y recursos naturales -somos el mayor reservorio de agua del mundo-, que incidirían directamente en la reversión del ejercicio de control y dominio que Estados Unidos ejerce aún en nuestros territorios.

Comenzamos a vernos con nuestros propios ojos y no, como lo hiciéramos durante cinco siglos y pico, con ojos de extranjeros. Vernos con nuestros propios ojos significa recuperar nuestra memoria y buscar cómo satisfacer las necesidades de nuestros compatriotas antes que las exigencias de los organismos internacionales. Pueblo que no sabe de dónde viene no puede saber a dónde va y, entonces, el destino siempre se lo imponían desde afuera.

Es un largo camino éste, el de entender que integración no significa solo intercambio comercial o negociación de aranceles. Quizá el puntapié inicial se dio en Mar del Plata en 2005, cuando los latinoamericanos le dijimos NO al ALCA (Área de Libre Comercio para las Américas). Antes de eso los movimientos sociales lograron llevar al gobierno -y algunos incluso al poder- a gobernantes comprometidos con sus pueblos y no con los bancos acreedores ni las recetas -tantas veces causantes de hemorragias- de los organismos internacionales.

Es un largo camino que comienza asumiendo un cambio histórico: pasamos de la etapa de la resistencia a la etapa de la construcción. Ya tenemos posgrados en denunciología y lamentos. Ahora tenemos que crear, inventar, buscar los caminos para nuevas teorías, programas, planes, y nuevos caminos que redunden en sociedades más justas, más equitativas. Hace más de 500 años que pagamos los platos rotos del desastre capitalista.

Pero para eso debemos primero lograr la liberación. Y hablo de la liberación de los 1 mil 400 centímetros cúbicos de nuestros cerebros, conscientes de que tantos paradigmas que nos impusieron como verdades absolutas no son más que disparates para mantenernos divididos y sometidos. Comencemos por formatear nuestro propio disco duro.

EN MOMENTOS
DE “INDIGNACIÓN” MUNDIAL

Escribe el brillante académico francés Remy Herrera: “La gravedad extrema de la crisis que golpea actualmente a Europa, especialmente a la Zona Euro, ante la elusión de las deudas llamadas “soberanas” de Grecia e Italia, entre otras, lleva a plantearnos la pregunta: ¿No tienen acaso los pueblos europeos lecciones que aprender de las experiencias vividas por ciertos países del Sur, provenientes de las estrategias anticrisis que han sido allí adoptadas? Y es que, hasta ahora, son las recetas del Norte, supuestamente de validez universal, las que fueron administradas habitualmente en las economías del Sur, aun cuando les haya convenido sólo muy raramente. Pero esos tiempos ya cambiaron”.

Las soluciones neoliberales de austeridad generalizada y de desmantelamiento de los servicios públicos hoy propuestas -o más bien, impuestas- para intentar salvar al capitalismo en crisis y reactivar el crecimiento, son absurdas. Constituyen el medio más seguro para agravar aún más esta crisis y para precipitar con mayor rapidez al sistema hacia el precipicio.

Sin ningún tapujo lo dijeron dos Presidentas sudamericanas, la argentina Cristina Fernández de Kirchner en el Grupo de los 20 y la brasileña Dilma Roussef cuando ejemplificó que “en Brasil tenemos empleo cuando en Europa crece el desempleo y no vamos a permitir que se exporten empleos a otros países”, tras señalar que Brasil ya no recibe instrucciones sobre política económica de organismos internacionales.

Hoy nuestra región es el único espacio en el mundo que ha resistido a la crisis económica mundial del capitalismo, en momentos en que se ha logrado el mayor activismo global anticapitalista y antiimperialista, con los “indignados” de más de 75 países, entre ellos Chile y Colombia, dos países que aún siguen el libreto neoliberal e imperial.

UNIDOS PODEMOS SER
LA TERCERA POTENCIA ECONÓMICA MUNDIAL

Muchos alertan desde ya que la CELAC es y será un objetivo militar de Estados Unidos, considerando que Obama -en vísperas de su intento de reelección-, no querrá ser recordado como el Presidente que dejó perder su patio trasero.

Es cierto que no todos bailan al mismo ritmo. Cinco de nuestros 33 países -Panamá, México, Chile, Colombia y Costa Rica- tienen gobiernos que siguen atados umbilicalmente a Washington. Por eso, la CELAC será también un foro para el debate de ideas, para la exposición de consensos y de discrepancias. Durante cinco siglos nos dividieron para dominarnos. Es hora de buscar el destino común. Hay que comenzar por definir qué se quiere con la CELAC. El Presidente de Ecuador Rafael Correa tiró en la mesa sus barajas: la CELAC debe ser un foro para resolución de conflictos regionales que reemplace a la OEA, porque ya sabemos que no los van a resolver ni el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas ni mucho menos otras instancias.

A lo interno de la CELAC las cuatro principales economías son Brasil, México, Argentina y Venezuela. Sumados, los países de la CELAC representan 6.3 billones de dólares en su PIB, lo que los convertiría en la tercera potencia económica mundial, además de ser la principal reserva petrolera del mundo -aproximadamente 338 mil millones de barriles de petróleo-, la tercera productora de energía eléctrica y la principal economía productora de alimentos.

UNASUR AVANZA
EN LA ARQUITECTURA FINANCIERA

La Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) es un antecedente de la CELAC. El Consejo Suramericano de Economía y Finanzas de la UNASUR delineó el documento en el que contempla avanzar en los posibles mecanismos financieros para sustituir al dólar como moneda de pago, experiencia que ya se da en los intercambios entre Argentina y Brasil, y entre los países del ALBA con el sucre como moneda y en un plan de infraestructura conjunto, dos herramientas para afrontar los efectos de la crisis financiera internacional.

También se adelantaron propuestas concretas con el fin de fomentar el comercio intrarregional que incorporen valor agregado y, consecuentemente, empleo y bienestar para los pueblos de nuestra región. Se adelantaron también 31 proyectos que demandarían una inversión de 16 mil millones de dólares. También forma parte de la agenda la coordinación en el uso de reservas y la puesta en funcionamiento del Banco del Sur, que podrá estar operativo una vez que el Parlamento uruguayo apruebe el documento constitutivo de la entidad, aprobación prevista para antes del fin del 2011 según el presidente José Mujica.

“América Latina vive un renacimiento político, económico y cultural sin precedentes. Sudamérica se presenta hoy como un ejemplo al mundo”, ha declarado la colombiana María Emma Mejía, secretaria general de la UNASUR, quien reemplazó en ese cargo al ex-Presidente argentino Néstor Kirchner.

HACIA UNA NUEVA INDEPENDENCIA

La coordinación de políticas económicas entre los miembros de la UNASUR forma parte de la estrategia regional para hacer frente a la crisis internacional -con epicentro ahora en Europa- y para delinear instrumentos de acción conjuntos para evitar cualquier embate económico.

“Es una muy buena señal para enfrentar la crisis sistémica del capitalismo del Norte y construir fórmulas de desarrollo económico para la región. En esta época bicen¬tenaria estamos hablando de una nueva independencia”, ha dicho el canciller venezolano Nicolás Maduro.

Otro de los temas relevantes tiene que ver con la posibilidad de coordinar el uso de reservas a nivel regional, como un fondo anticíclico. Estas reservas alcanzarían la suma de 600 mil millones de dólares. El objetivo es contar con una herramienta que pueda dar auxilio a los países miembros en caso de “especulaciones financieras” en torno a sus monedas. Existen tres posturas diferentes sobre la propuesta para coordinar el manejo de las reservas. Por lo tanto, este tema se mantendrá en el consejo técnico. “Es importante mostrar que en la región hay consensos para afrontar una crisis que tendrá impacto global”, ha dicho el ministro argentino Amado Boudou.

El otro instrumento del cual se habla es el Banco del Sur, entidad ya aprobada por los Parlamentos de Argentina, Bolivia, Venezuela y Brasil. Uruguay está en pleno debate del proyecto. Una vez que sea aprobado, la entidad regional contará con más del 60% de su capital constitutivo, por lo que podrá entrar en funciones. La iniciativa contempla la integración de un capital total de 20 mil millones de dólares.

Con todas estas noticias, y mirando al mundo desde el balcón del Sur, me siento muy orgulloso de ser latinoamericano, de estar haciendo realidad la consigna de que “otro mundo es posible”... si trabajamos todos juntos y desde abajo.

PERIODISTA Y DOCENTE URUGUAYO-VENEZOLANO. FUNDADOR DE TELESUR. DIRECTOR DEL OBSERVATORIO LATINOAMERICANO EN COMUNICACIÓN Y DEMOCRACIA.

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