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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 158 | Abril 1995

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Panamá

¿Se irá "el caimán" en el 2000?

En el horizonte panameño aparece cada vez con más fuerza la decisión de una inserción desnacionalizadora del país en la economía global. Más cercana en el horizonte está la posibilidad de que Estados Unidos no abandone el Canal el año 2000.

Ricardo G. Montenegro

Cuando en septiembre de 1994 asumió la presidencia de Panamá Ernesto Pérez Balladares el pueblo panameño tenía una gran expectativa: cómo el nuevo gobierno articularía su propuesta electoral con la realidad del país. A más de siete meses de su llegada al poder, hay ya suficientes elementos para analizar su gestión.

Por qué triunfó "el Toro" Balladares

En los primeros meses de la campaña electoral que llevó a Balladares al poder se respiraba cierto ambiente de apatía. El pueblo que en un principio vio con buenos ojos el restablecimiento de "la democracia" con la intervención militar norteamericana quedó muy pronto inmerso en la decepción
y el descontento, al descubrir que el gobierno Endara destinaba sus mejores esfuerzos a cumplir al pie de la letra las exigencias de las instituciones financieras internacionales y a consolidar los espacios de poder de los grupos económicos que representaba, sin dar muestras del más mínimo interés por responder a las necesidades de la población.

Esta contradicción (gobierno movimientos sociales), sumada a la paulatina disolución de la alianza gubernamental y a las continuas acusaciones de corrupción en el seno del gobierno Endara, fueron los tres ejes en los que se movió el panorama político de Panamá, en un período de claro y descarado tutelaje de los norteamericanos sobre el país. En 1994, los panameños tenían que escoger entre tres alternativas:

- Los partidos políticos tradicionales, vinculados al
gobierno surgido después de la invasión y adversarios del Partido Revolucionario Democrático (PRD).

- El PRD, que se presentó con un discurso de la época torrijista y obvió, lógicamente, su pasado norieguista.

- Diversos partidos y alianzas que se proclamaban independientes y que muy pronto fueron descartados como alternativas.

Con un pueblo agobiado por el peso del ajuste, que recordaba con melancolía la década de los 70 Torrijos hijo la mayor inversión social en la historia panameña, aunque contrayendo una deuda que aún se paga y sin ninguna alternativa política que marcara un camino diferente, no resultó extraño que el 8 de mayo Ernesto Pérez Balladares, que mostraba firmeza, capacidad y disposición para resolver los grandes problemas sociales, fuera el vencedor de las elecciones.

Consciente de haber triunfado con sólo un 33% de los votos, Pérez Balladares sabía que no le sería fácil gobernar. Por eso, y contra la voluntad de la base de su partido, se decidió por una política de concertación nacional. Consistió en incorporar a su gobierno a figuras de partidos políticos rivales y a representantes del gran capital nacional que fueron aliados de Torrijos y se opusieron al régimen de Noriega. La designación como Ministro de Planificación y Política Económica del economista Guillermo Chapman fue lo más significativo.

Chapman no tiene afiliación partidista manifiesta, pero es uno de los principales defensores del neoliberalismo en Panamá. Después de pocos meses de nuevo gobierno, ha habido ya decisiones importantes. Las primeras el indulto político y la compra de un helicóptero para uso particular del Presidente, valorado en algo más de 5 millones de dólares provocaron reacciones adversas en la sociedad. Después, y en su deseo de integrar a Panamá en el Tratado de Libre Comercio de Norteamerica, Pérez Balladares ha ido tomando una serie de medidas que tienen como objetivo crear las condiciones necesarias para ingresar a ese bloque económico.

Los PRD light

El documento "Políticas Públicas para el Desarrollo Integral: Desarrollo Social con Eficiencia Económica" mejor conocido como plan económico o plan Chapman tiene como propósito la modernización de nuestra economía para hacerla más competitiva en el mercado internacional. Los ajustes propuestos para lograrlo buscan fortalecer los rubros en los que somos competitivos comercio y servicios en claro detrimento de la actividad industrial y agropecuaria.

El plan plantea la necesidad de introducir modificaciones sustanciales al marco legal vigente para viabilizar las diversas reformas propuestas. Hacerlo no ha resultado difícil, porque el gobierno cuenta con una mayoría parlamentaria. Pronto se evidenció, además, la inclinación de partidos como Solidaridad y Papa Egoró de apoyar la iniciativa gubernamental, al punto que se les considera partidos PRD light aunque ellos lo han negado en numerosas ocasiones.

La iniciativa gubernamental comprende la privatización del Instituto Nacional de Telecomunicaciones (INTEL), del Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (IDAAN) y del Instituto de Recursos Hidráulicos y Electrificación (IRHE) y la reestructuración de la Autoridad de la Región Interocéanica (ARI) organismo que administra las zonas del Canal que pasarán a ser panameñas en el año 2000 y de la Autoridad Portuaria. También incluye reformas a la Ley de los Incentivos Fiscales y al Código de Trabajo.

TLC: ¿aptos o no?

Para asegurarse el seguir contando con el visto bueno de las agencias internacionales, el gobierno ha mantenido como prioridad el pago de la deuda externa, destinando a esto más del 20% del Presupuesto General de la República, que para 1995 fue calculado en 4,048.4 millones de dólares.

La noticia de una eventual entrada de Panamá en el TLC ha sido recibida con escepticismo en Panamá. Todo hace suponer que el gobierno tendrá que ceder a las exigencias norteamericanas de reducir las barreras arancelarias a productos como la leche y el maíz, lo que significaría la salida del mercado de los pequeños y medianos productores panameños en favor de los productores estadounidenses.

A pesar de los gestos de "buena voluntad" de Pérez Balladares con Estados Unidos ofrecer bases militares como albergue temporal de los balseros cubanos, dar asilo político al general haitiano Cedrás y colaborar activamente en la lucha contra el narcotráfico, además de impulsar aceleradamente la reestructuración de la economía nacional , los norteamericanos consideran que Panamá carece de méritos suficientes para formar parte del Tratado de Libre Comercio de Norteamerica. Esto significaría volver la vista de nuevo hacia la región, hacia la integración centroamericana.

Gran popularidad

Las políticas económicas del actual gobierno han provocado incertidumbre y preocupación en diversos sectores productivos del país. Los industriales han mantenido desde el comienzo una actitud crítica. Los maiceros a pesar de no contar con los recursos de los industriales también han reclamado.

Los trabajadores vanguardizados por el Sindicato Unico de Trabajadores de la Construcción (SUNTRAC) han manifestado que, de aprobarse las reformas al Código del Trabajo, iniciarán un paro de labores. Aunque existe una comisión conformada por representantes del gobierno, los empleadores y los trabajadores, que deben llegar a un consenso sobre estas reformas, los avances han sido lentos, al ser las posiciones de los tres grupos radicalmente contrarias. Otros movimientos populares, que en otros momentos han jugado un papel relevante en la coyuntura nacional, se encuentran hoy al margen del escenario político. Con algunas excepciones: el Movimiento de Desempleados de Colón (MoDesCo) y las mujeres becarias. La mayoría de la población no entiende mucho de política económica y por eso, no puede medir el impacto que estos cambios tendrán en la sociedad.

En una encuesta publicada recientemente en un diario panameño, el 57% de los entrevistados afirmó no conocer el plan económico. Eso puede explicar que, a pesar de todas las medidas llevadas a cabo por el nuevo gobierno, su nivel de popularidad es del 74%. y el del propio Presidente Pérez Balladares de un 80%.

Canal, año 2000

De acuerdo a lo estipulado en los tratados Torrijos Carter, el 31 de diciembre de 1999, a las 12 de la medianoche no debe quedar un solo militar norteamericano en suelo istmeño. A principios de los años 90, comenzaron a surgir en muchos panameños inquietudes ante esta eventualidad. Argumentan superficialmente que "si se van los gringos, se va el dólar" o afirman que la economía nacional se irá a pique si dejamos de percibir los 300 millones de dólares que anualmente nos dejan las bases. Lo cierto es que cada día es más común escuchar a los panameños manifestarse en contra de la salida de los militares norteamericanos.

Siempre que se le ha preguntado a Clinton o al Jefe del Comando Sur sobre esto, la respuesta es la misma: cumpliremos al pie de la letra el tratado. Sin embargo, se sabe que el Congreso Norteamericano pensaba estudiar la posibilidad de negociar la permanencia de las bases militares en Panamá más allá del 2000. Según la empresa Dichter & Neira, el 70% de la población entrevistada estaba de acuerdo con la permanencia de las bases norteamericanas en nuestro territorio después del año 2000.

Otro país, otro mundo

El gobierno panameño está determinado a impulsar una dinámica de reordenamiento del modo de producción de la sociedad panameña para responder a las exigencias del mercado internacional. Este proceso de modernización, aunque comienza con la economía, abarca todos los niveles de la sociedad. La implementación vertical de este nuevo modelo de sociedad parece inevitable, en la medida en que los partidos políticos de oposición y los representantes de la sociedad civil se han mostrado incapaces de hacerle frente a la "aplanadora perredista" en su acelerada carrera para entrar en el mundo de la globalización.

Lo más llamativo en esta coyuntura, marcada fuertemente por el eje económico, es la emergencia de nuevos sujetos sociales: los pequeños y medianos productores agropecuarios. Junto a otros grupos tradicionales sindicatos y empresarios , se ven amenazados por la política neoliberal y por esa globalización que está en el horizonte. Las demandas reivindicativas de corto plazo de otros grupos les impiden identificarse con el actual proceso de lucha que, para ser eficaz, también debe ser más global.

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