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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 354 | Septiembre 2011

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Nicaragua

Noticias del mes

ASESINATO DE SACERDOTE (1)
El 23 de agosto apareció en un basurero de la carretera Managua-León el cadáver del sacerdote Marlon Pupiro, párroco del municipio La Concepción (Masaya), que desde el día 20 era buscado como desaparecido. El cadáver presentaba heridas y contusiones. El caso conmocionó a la población de “La Concha” y a todo el país. El 24 de agosto la Policía Nacional anunció los resultados de su investigación y el 26 presentó, capturado, como único responsable del crimen, con el móvil del robo, a un mesero de un centro recreativo, que habría servido cervezas al sacerdote en la madrugada del día 20 y lo habría dormido con un medicamento para poder robarle su camioneta. Después, lo habría matado a golpes, paseando durante doce horas el cadáver por al menos cinco lugares de Managua hasta tirarlo en el basurero. El arzobispo de Managua, Leopoldo Brenes y su obispo auxiliar Silvio Báez, en representación de toda la Conferencia Episcopal, rechazaron la versión policial, plagada de incoherencias, pidieron que no se considerara cerrado el caso y exigieron a las autoridades decir toda la verdad que parece querer esconder el gobierno en este crimen atroz, valiéndose de la Policía. En la misma sintonía, y desde el primer momento, la feligresía de La Concha ha exigido justicia, no dando crédito a la versión policial.

ASESINATO DE SACERDOTE (2)
Al conmemorar con una misa en La Concepción los nueve días del asesinato del padre Pupiro, los obispos Brenes y Báez hicieron público un comunicado en el que, entre otras cosas, dicen: “La justicia es necesaria para asegurar que nuestra sociedad no se construya sobre la impunidad o el encubrimiento cobarde de los eventuales actores intelectuales. Demasiado se ha pisoteado ya el derecho y la justicia en nuestra patria para que permitamos que Nicaragua se siga hundiendo a causa de la irracionalidad y la violencia, en donde prevalece no la fuerza del derecho sino el derecho de la fuerza… Exigimos de la Policía Nacional y de la Fiscalía General de la República que se esclarezca la verdad de este atroz crimen. El móvil del mismo, las evidencias mostradas y la reconstrucción de los hechos ofrecidos en la versión oficial, presentan elementos inconsistentes e inverosímiles que no nos convencen ni a nosotros como obispos, ni al pueblo de Dios que clama justicia. Todo se ha fundamentado casi exclusivamente en la declaración de un criminal, que fue dejando huellas y evidencias de su crimen por todas partes, de forma inexplicable y en un recorrido macabro de tonos novelescos…No queremos que la Policía Nacional se guarde ninguna información sobre el caso. Exigimos que no se intente proteger a personas o grupos que puedan estar implicados en este asesinato. No exigimos más que la verdad”.

ORTEGA – GADDAFI
Hasta el 2 de septiembre, y después de cuatro discursos en los que guardó silencio sobre lo que ocurría en Libia, el Presidente Daniel Ortega se refirió a estos acontecimientos, señalando que Nicaragua no reconocerá el Consejo Nacional de Transición, al que calificó como “un instrumento de la OTAN” y advirtiendo que sigue reconociendo al “gobierno legítimo” de Gaddafi.
El 3 de septiembre Ortega expresó nuevamente solidaridad con el “hermano Gaddafi”. Apenas mes y medio antes de su derrocamiento, Gaddafi había enviado un mensaje de felicitación a Ortega por el 32 aniversario de la Revolución, en el que le agradecía el respaldo expresado desde que se inició la crisis en Libia. Decía Gaddafi: “Apreciado amigo: Por debajo de los bombardeos de la Cruzada de los aviones de la Alianza OTAN, que sufren vuestros hermanos, hijos del pueblo libio, para someterlo y controlar sus riquezas y obstaculizar su papel internacionalista, le renuevo a usted y a vuestro pueblo la felicitación y el aprecio de vuestras nobles y excelsas posiciones en nuestro apoyo, a usted y a los líderes revolucionarios en América Latina y el Caribe. Asimismo, confiamos en la continuidad y la duración de este apoyo que reforzó nuestra determinación y elevó nuestra moral”.

POLICÍA NACIONAL: JEFATURA
El 5 de septiembre, como se esperaba y se temía, el Presidente Ortega hizo público un decreto por el que vuelve a nombrar para el cargo de Jefe de la Policía Nacional a su actual Jefa, Comisionada Aminta Granera. Según la Ley de la Policía, Granera, tras cinco años de jefatura, debía haber pasado ese día a retiro, dando paso a otra persona en la jefatura de la PN. Sin reformar la Ley, y como Jefe Supremo de la PN, Ortega actuó nuevamente al margen de las leyes, nombrando de nuevo a Granera, aunque sin fijar el límite de su mandato. Es unánime el reconocimiento de todos los sectores nacionales al buen desempeño de Granera al frente de la institución armada, pero son muchos los que lamentaron la ilegalidad en la que continuará en su cargo. Algunos le habían recomendado que no aceptara el nuevo nombramiento. La presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) Vilma Núñez lo expresó así: “Nos duele esta situación. Daniel Ortega metió a la Comisionada Granera en el saco de la ilegalidad, en el que tiene metido prácticamente a todos los Poderes del Estado. Se le está causando un gran mal a la institucionalidad de la Policía”. Con Granera son ya 26 los altos funcionarios estatales que permanecen en sus cargos de forma ilegal, de facto, por decretos ejecutivos con los que el Presidente ha pasado por encima de las leyes y de la Constitución.

“GOOD BYE NICARAGUA”
El 25 de agosto se estrenó en Managua, patrocinado por el Centro de Investigaciones para la Comunicación (CINCO) y el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) el documental del periodista sueco Peter Torbiornson “Último capítulo-Goodbye Nicaragua”, que aborda lo sucedido en mayo de 1984 en La Penca, Costa Rica, cuando una bomba estalló durante una conferencia de prensa que daba el entonces líder de la contrarrevolucionaria ARDE, Edén Pastora. La bomba mató a siete personas, dos de ellas periodistas internacionales e hirió a otras 22, varias periodistas, entre ellas Torbiornson, quien había llevó al lugar a quien puso la bomba, un argentino agente de la seguridad del gobierno del FSLN, que se hizo pasar por periodista danés. El film relata, con un guión excelente, la culpa que ha torturado a Torbiornson durante 27 años, su búsqueda de la verdad de lo que ocurrió aquel día y su desazón por hallar el sentido de aquella operación terrorista. Torbiornson señala a tres responsables: Tomás Borge y Lenin Cerna (del aparato de seguridad del gobierno sandinista de aquellos años) y el cubano “Renán Montero”, que trabajaba con ellos. La película tuvo un gran eco en el país: tres semanas en salas comerciales y presentación gratuita en universidades y en Masaya, León, Chinandega y otras ciudades.

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