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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 353 | Agosto 2011

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Nicaragua

¿Otros cinco años con más de lo mismo?

El partido de gobierno repite que ganará con seguridad las elecciones y fomenta por todos los medios la imagen de que el segundo período de Ortega será como el primero y traerá más de lo mismo, y aún mejorado. Pero los escenarios de 2006 son muy diferentes a los de 2011.

Equipo Envío

En la colorida y costosa celebración del 19 de Julio se esperaba que el Presidente Ortega anunciaría algunos aspectos de su programa de gobierno como candidato presidencial a su polémica, por ilegal, reelección. Pero Ortega no anunció ningún programa: En esta tarde gloriosa no vamos a presentarlo…Y lo podría resumir ya: nuestro programa de gobierno es el que tenemos en práctica hoy. ¿Otros cinco años con “más de lo mismo”?

LOS TRES ÁNGELES

Cuenta la Biblia, en su primer libro, que cuando Adán y Eva fueron expulsados del paraíso, Yahvé puso al oriente del Edén a unos ángeles con espadas de fuego desenvainadas para impedirle a la pareja transgresora el regreso a su anterior felicidad. Cuentan que un alto ex-funcionario del gobierno del FSLN dijo hace años que la estrategia de retorno al gobierno de Daniel Ortega, desde que fue expulsado de él por los votos en 1990, pasaba por neutralizar a los tres ángeles que le cerraban las puertas de regreso al poder: el gran capital nacional, el gobierno de Estados Unidos y la jerarquía de la iglesia católica.

Cuando en las elecciones de 2006 Ortega volvió al gobierno, tras unas elecciones reconocidas como legítimas, tanto nacional como internacionalmente, la estrategia estaba en marcha y, aunque no acabada, iba demostrando su eficacia. Ya se había fortalecido y capitalizado el grupo empresarial del FSLN estableciendo puentes con el gran capital nacional, Estados Unidos se estaba olvidando de América Latina y la alianza con el Cardenal Obando avanzaba. En los primeros meses del gobierno de Ortega la estrategia se aceleró: el poder siempre seduce…hasta a los ángeles.

Cinco años después, Ortega pretende seguir en el gobierno, como resultado de nuevas elecciones. Pero éstas son distintas a las anteriores: vienen precedidas de un creciente número de irregularidades. Sus resultados, aún si le dieran limpiamente el triunfo, podrían, por eso mismo, carecer de credibilidad para buena parte de la población nacional y no ser reconocidos como legítimos por importantes actores internacionales. ¿Se volverían a desenvainar entonces las espadas de los tres ángeles?

VERIFICACIÓN: MALA SEÑAL

El FSLN asegura que ganará, pero quiere una victoria “holgada y contundente”. Para conseguirla ha estado sembrando de obstáculos el camino, valiéndose del Consejo Supremo Electoral (CSE). Este mes nuevas anomalías se acumularon sobre las previas. La más grave el proceso de verificación de la población, que estuvo plagado de irregularidades e ilegalidades, según comprobaron y explicaron los organismos de observación electoral Ética y Transparencia (EyT) e IPADE y el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos.

Lo único que en el proceso fue similar a años anteriores fue la escasa participación de la población, que no da suficiente importancia a este trámite. Sn embargo, el presidente del CSE, Roberto Rivas -tal vez el funcionario público más rechazado en el país- causó sorpresa al declarar que se habían batido todos los récords y que el 53% de la población inscrita en el padrón acudió a verificarse. En unos días, IPADE, en base a la observación que pudo realizar, informó que la verificación no superó el 18% de los inscritos.

El directivo de EyT Roberto Courtney señaló con preocupación: La lectura de la verificación que el CSE considera exitosa, nosotros la llamamos fracasada y gravísima, una burla. Al inflar los números, el Consejo hunde su credibilidad aún más y nos envía una señal peligrosa. Nos está diciendo: “Somos nosotros los que contamos”. Esta verificación puede ser un ensayo de lo que ocurrirá el 6 de noviembre.

¿ENCUESTA VEROSÍMIL?

El porcentaje inverosímil, presentado como cifra oficial por el Poder Electoral, parece destinado a crear un espejismo. Los resultados de la más reciente encuesta de M&R van en esa misma dirección: triunfo aplastante, con mayoría parlamentaria para el FSLN. M&R le da una intención de voto a Ortega del 56.5%, seguido muy de lejos por Gadea, con el 22.4%.

¿Verosímil? Recuerda en estos días el diputado Pedro Joaquín Chamorro la experiencia de 1990, cuando todas las encuestas daban el triunfo al FSLN y sólo la empresa costarricense Borge y Asociados acertó el resultado, desfavorable al FSLN y favorable a la UNO: 55% vs. 41%. Una de las variables que le permitió a Borge acertar aquel año fue realizar sus encuestas con jóvenes costarricenses, que llegaban al país sólo para esa tarea y se iban después. Eso facilitó un ambiente de libertad y confianza entre los encuestados, que contestaron con franqueza. Y entre los encuestadores, que no recibieron presiones del aparato de poder.

En las circunstancias actuales, con tantas y tan justas desconfianzas en el proceso electoral, ¿fabricar algunas encuestas con triunfos abrumadores a favor de Ortega no sería una de las muchas tácticas del partido de gobierno? Afianzarían la tendencia humana a apostar al ganador, fomentarían fatalismo en la población descontenta e irían asentando en la población la aceptación resignada de la victoria de Ortega.

Son varias las voces que se escuchan alertando sobre esta posibilidad. Dentro de la estrategia de estricto, creciente y abusivo control social que el partido de gobierno está ejerciendo sobre territorios, instituciones estatales, empleados públicos, población, sectores religiosos y sociales, medios de comunicación y personas, no sería extraño que los tentáculos de ese control estén generando un creciente temor entre los encuestados y estén llegando en forma de presiones e influencias a los encuestadores de algunas empresas. Días después que M&R sorprendiera con los resultados de su encuesta, la firma CID-Gallup ofrecía otros resultados totalmente diferentes: Ortega 41% y Gadea 34%. ¿Dos países? ¿Dos métodos?

El contraste entre ambos resultados alienta la sospecha: M&R es una firma nacional y CID-Gallup es una firma internacional de prestigio y, aunque emplea encuestadores nacionales, no le resulta tan fácil al largo tentáculo o a “la mano pachona” del partido de gobierno llegar hasta ella.

EL PRIMER ÁNGEL

La misma encuesta de M&R indica que, aunque el desempleo y la pobreza siguen siendo las principales preocupaciones de los nicaragüenses, la percepción de que su situación económica ha mejorado con este gobierno y la convicción de que mejorará en el futuro se incrementó bastante, algo que sorprende respecto a encuestas anteriores, donde aparecía más descontento y menos esperanzas.

Dar la imagen de éxito económico es uno de los más brillantes accesorios del ropaje electoral del partido de gobierno. Quienes contribuyen más activamente a pulir esa imagen son los grandes empresarios del COSEP, aliados del gobierno, que hacen eco al discurso del equipo económico de Ortega. Fijándose en el incremento de las exportaciones validan satisfechos la recuperación económica del país -que coincide con la de ellos- y anuncian como gran éxito el que las maquilas llegarán a incrementar los empleos de unos 85 mil a 100 mil en 2012. Por su parte, el gobierno se viste también de estabilidad y declara que ya prepara un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario para tres años más de “economía responsable”.

Pero crecimiento económico no significa desarrollo sostenible, como explica con maestría el economista José Luis Medal en el texto siguiente. Ni tampoco la estabilidad macroeconómica o el incremento de las exportaciones significa una mejor redistribución del ingreso y las riquezas, como también explica Medal y como lo explicarían crudamente los miles y miles de subempleados que hoy compiten entre ellos, en calles y mercados, tratando de vender lo poco que venden a una población con recursos cada vez más reducidos, que cantarían a coro con Juan Luis Guerra que “el costo de la vida sube otra vez y el córdoba baja y ya ni se ve”.

¿Quiénes son los pocos poderosos que se están beneficiando en grande con el boom de las exportaciones, incluidas las que van al mercado venezolano? ¿A qué bolsillos van a parar las ganancias de las zonas francas? ¿Qué reforma tributaria esperar para mejorar la redistribución de la riqueza si el partido de gobierno ya anunció que la acordará con el COSEP, que agrupa a muchos de quienes nunca pagaron impuestos o los pagaron en dosis mínimas gracias a exoneraciones y privilegios que “la reformita” que el gobierno acordó con ellos en 2009 dejó sin tocar?

Las ventajas que el gran capital nacional está obteniendo de su alianza con Ortega explican que el ángel empresarial mantenga su espada en la vaina. Todas las señales muestran que el FSLN aspira a que esa alianza se consolidará, se extenderá y será “más de lo mismo” en un próximo período.

EL SEGUNDO ÁNGEL

El otro ángel que envainó su espada y permitió a Ortega retornar al “paraíso” fue el gobierno de Estados Unidos. Pero esto no sucedió gracias a tácticas neutralizadoras del FSLN. Fueron circunstancias externas.

Cuando Ortega regresó al gobierno en 2007, siendo Presidente George Bush jr, la situación económica internacional no era tan crítica como ahora y predominaba un clima de consenso bipartidista en ambas cámaras del Congreso en torno a la política hacia América Latina. Ese consenso se basaba en el respeto a las democracias electorales: habría buenas relaciones con los gobiernos que surgieran de procesos electorales legítimos. En esos años, a excepción de Cuba, todos los gobiernos progresistas de centro-izquierda, también los del ALBA, llegaron al poder por elecciones transparentes y legítimas. El de Ortega fue uno de ellos. Fue ese clima y ese consenso lo que acercó al gran capital nacional al Presidente Ortega en su segundo período.

Ese escenario ya cambió. Los rasgos autoritarios de los gobernantes del ALBA, sus tendencias a judicializar la política, sus tendencias reeleccionistas forzando las leyes, han ido encendiendo luces de alarma en el Norte. La aguda crisis económica en Estados Unidos ha ido deteriorando el consenso bipartidista, que ya está quebrado. Los republicanos son mayoría en la Cámara de Representantes y la llegada de Obama al gobierno ha generado más anticuerpos entre los grupos más conservadores de Estados Unidos. Los seguidores de la ideología Tea Party crecen. Y aunque no la tomen en serio, la retórica anti-imperialista de Ortega contra Estados Unidos ha sido insistente durante estos años y no deja de molestar a estos sectores, que tienen hoy un poder renovado.

A diferencia de los otros gobiernos progresistas de América Latina, el gobierno de Ortega tiene en su haber un fraude electoral. Las evidencias del organizado por el FSLN en las elecciones municipales de 2008 llevaron al gobierno de Obama a cancelar los proyectos de la Cuenta Reto del Milenio en el Occidente de Nicaragua. Estados Unidos ha tomado también nota de la salida de nuestro país de países europeos tradicionalmente cooperantes con Nicaragua y aliados de Washington. Los cables de Wikileaks que la embajada de Managua ha enviado a su gobierno durante el mandato de Ortega muestran apenas trazos de lo que el gobierno de Estados Unidos piensa de Ortega y de lo que se imagina en un nuevo período de su gobierno.

“PARA LA OBSERVACIÓN
YA ES MUY MUY TARDE”

Este mes, el embajador de Estados Unidos, Robert Callahan, reiteró antes de abandonar el país, en extensas entrevistas a los dos diarios nacionales, que ya es muy muy tarde para una observación creíble. Dijo también que para nosotros, y obviamente para el mundo y para los mismos nicaragüenses, va a ser un poco difícil aceptar los resultados sin observación…Mucho depende de la actuación del gobierno. Si hay problemas como en el 2008 eso va a causar algunos problemas en nuestras relaciones.

También recordó que ya en 2010, con la nueva correlación de fuerzas en el Congreso, empezaron a calentarse los debates sobre las relaciones con Nicaragua. Actualmente -dijo- tenemos en el Congreso y en el Senado un interés más fuerte en lo que está ocurriendo en Nicaragua y los congresistas pueden tener un gran impacto en nuestra política exterior...Y no son sólo los republicanos, sino los demócratas también quienes tienen ese interés.

Y en otra entrevista: “Por eso, entre muchas razones, es importante que haya aquí un proceso electoral transparente, justo, limpio y ordenado… Hay además otros factores: ya hay algunos de nuestros periódicos más influyentes que han publicado hasta editoriales cuestionando algunas políticas de este gobierno y la retórica del Presidente Ortega. Y eso puede complicar las relaciones”.

MAQUINACIONES ELECTORALES

Van llegando otras señales que indican cambio de clima en el Norte. Para sustituir al embajador Callahan, Obama nombró a Jonathan Farrar, que ya había estado en la embajada de Managua y que cumplió su más reciente misión diplomática como encargado de negocios en La Habana. Pero dos senadores, demócrata y republicano, ambos cubano-americanos, Bob Menéndez y Marco Rubio, lo vetaron por no considerar suficientemente bueno su trabajo en Cuba.

En Nicaragua, temen que pase por alto lo que llaman las maquinaciones electorales de Ortega. Quieren alguien más firme. Obama retiró su nominación. Y es probable que el nuevo embajador llegue hasta después de las elecciones.

Después de este tropiezo, y antes de enfrascarse el Congreso en el debate sobre la cesación de pagos de la deuda de Estados Unidos, el comité de relaciones exteriores de la Cámara de Representantes envió otra señal: aprobó una enmienda para eliminar toda ayuda de Estados Unidos a una serie de países. Entre los latinoamericanos, Argentina y los cuatro del ALBA (Bolivia, Ecuador, Venezuela y Nicaragua). Justificación: estos países interfieren o ponen resistencia a los procesos democráticos.

El vicecanciller nicaragüense Orlando Gómez llamó grupejo y sabandijas a los representantes que propusieron la enmienda. La secretaria de Estado Hillary Clinton, previendo control de daños, se comprometió a recomendar a Obama vetar el proyecto de ley porque debilitaría mis esfuerzos por desarrollar una política equilibrada y usar la ayuda de forma estratégica con ese fin. Estados Unidos siempre ha usado estratégicamente su ayuda como una herramienta que lo mantiene presente y con capacidad de influencia en el país ayudado.

Así que, aunque el ángel del Norte no ha desenvainado aún su espada, ya ha empezado a dar señales de estarla afilando, con una lógica reacción en cadena: cualquier cambio importante en las relaciones de Estados Unidos con Nicaragua repercutirá en las relaciones del FMI y del BID -principal fuente de financiamiento del gobierno de Ortega- y, en consecuencia en las reacciones del primer ángel.

EL TERCER ÁNGEL

La jerarquía de la iglesia católica es el tercer ángel que el Frente Sandinista ha trabajado más directamente para neutralizarlo. A diferencia de los otros “trabajos”, no centrados en una persona concreta, aquí la táctica clave apuntó a ganarse al Cardenal Miguel Obando, por estar en la cima de la pirámide institucional al ser arzobispo de Managua, y porque en los años 80 fue él quien protagonizó activamente el profundo diferendo que abrió un abismo entre la jerarquía católica y el gobierno revolucionario, mérito por el que el Papa Juan Pablo Segundo lo nombró Cardenal. Fue también Obando quien en 1996, con la ya famosa “parábola de la víbora”, proclamada durante una solemne misa en víspera de las elecciones de aquel año, fabricó un símbolo que resultó decisivo para impedir un segundo mandato de Ortega, que competía por la presidencia con Arnoldo Alemán.

La estrecha relación de Roberto Rivas -hoy al mando del Poder Electoral- con el Cardenal Obando, las denuncias de corrupción contra Rivas cuando trabajó para la arquidiócesis que dirigía Obando, el proceso de cesar a Obando como arzobispo de Managua que culminó en 2005, y hasta aspectos de la personalidad del prelado, fueron hábil y cuidadosamente aprovechados por el Frente Sandinista hasta lograr “ganarlo”. Y lo ganaron. El primer resultado público de ese éxito fue la misa que en 2004 celebró Obando en la catedral de Managua, acompañado de dos docenas de sacerdotes y del Nuncio, para conmemorar el 25 aniversario de la revolución. En su homilía, el Cardenal propuso una purificación de la memoria. Antes, Ortega fue quien leyó la lectura bíblica y al final pidió perdón a la Iglesia católica por los errores cometidos en los años 80. Un año después, el 3 de septiembre, el Cardenal casó por el rito católico a Ortega y a Rosario Murillo, tras 27 años de vida de pareja.

En octubre de 2006, con el activismo protagónico de Murillo y el voto de los diputados del FSLN, el Parlamento nicaragüense penalizó el aborto terapéutico argumentando su posición en escuchar “la voz de nuestros obispos” y en el respeto a la “cultura cristiana” del pueblo nicaragüense.

El cálculo de Ortega era que estas ceremonias y esta medida serían interpretadas en la percepción popular como pruebas de una “conversión religiosa”, que esas percepciones se traducirían en sermones en los púlpitos parroquiales -si no favorables, al menos no desfavorables ni “viborescos”- que le atraerían votos y que eso le abriría las puertas del regreso al “paraíso”. Y así fue: en 2006 Ortega ganó las elecciones.

Cuatro meses después de regresar al gobierno, en mayo de 2007, Ortega le agradeció a Obando con un decreto ejecutivo que creó una nueva institución, la Comisión de Verificación, Reconciliación, Paz y Justicia, nombrando al Cardenal para presidirla. El acto de instalación tuvo gran relieve y hasta hoy el Cardenal funge como funcionario del gobierno, participando en la tarima central de los actos públicos a la par de Ortega, inaugurando escuelas, repartiendo láminas de zinc y dando continuas declaraciones de apoyo a las políticas del gobierno.

DIVIDE Y VENCERÁS

La alianza Ortega-Obando -sin jurisdicción eclesiástica desde antes del regreso del FSLN al gobierno- comenzó a causar controversia muy pronto, porque muy pronto comenzaron las manifestaciones de autoritarismo, arbitrariedad, irrespeto a las leyes, exclusión y control social del gobierno. En la iglesia -obispos, sacerdotes, religiosas y fieles- pocos expresaban públicamente su perplejidad o su inconformidad por la actividad partidaria del Cardenal, pero esos sentimientos eran tan latentes como evidentes.

El gobierno de Ortega captó esa “división” y apostó a profundizarla, dando cada vez más realce a la figura del Cardenal -presencia permanente en actos públicos fuera cual fuera su contenido, loas, visitas de la pareja presidencial, obsequios, un homenaje en el teatro…-, a la vez que se ganaba a algunos otros monseñores financiándoles fiestas patronales, reconstrucción de templos y “ayudándolos” con otras regalías. Un método similar empleó Alemán, que incluso incluyó a algunos en instituciones públicas y los convirtió en asalariados.

LA CRISIS DEL FRAUDE

Los desencuentros entre el Cardenal y el resto de obispos se ahondaron en noviembre de 2008 cuando fue la Conferencia Episcopal de Nicaragua el primer sector nacional que, en un lenguaje inusualmente directo, denunció las irregularidades de las elecciones, basándose para afirmarlo en el testimonio de primera mano de su amplia base social. El Cardenal no los secundó.

El fraude electoral significó una ruptura social y política de la que aún Nicaragua no se ha recuperado. La sombra del fraude se cierne sobre los próximos comicios de noviembre. Fue precisamente, en el contexto de las tensiones generadas por el fraude que, sólo unos meses después, en abril de 2009 el Vaticano nombró como obispo auxiliar de Managua a Silvio Báez, religioso carmelita, doctor en teología bíblica, profesor de esta materia en Roma. Báez llegó a Nicaragua desde Roma tras décadas de ausencia. Era un obispo desconocido, sin color político previo y con un bagaje intelectual muy sólido. Una novedad.

MONSEÑOR SILVIO BÁEZ:
UN DESAFÍO

Pronto las homilías de Monseñor Báez, también sus declaraciones, llenos unos de densa exégesis bíblica y las otras de denuncias y reclamos al poder, cimentadas en conceptos cívicos bien argumentados, influidos por la matriz de su formación europea, comenzaron a marcar la diferencia respecto a los habituales mensajes del resto de sus hermanos en el episcopado.

El Frente Sandinista nunca tuvo la ocasión de lidiar con una personalidad eclesiástica del talante y el talento del obispo Báez.

En los años 80 -cuando también el Frente Sandinista pretendió ser y de hecho fue “una religión”, años en que la consigna ¡Entre cristianismo y revolución no hay contradicción! se gritaba por todos lados sin mucha reflexión, diluyendo a veces la identidad cristiana en la identidad sandinista-, las tensiones entre el modelo de Iglesia que nacía de la Teología de la Liberación (basada en el compromiso social) y el modelo de Iglesia de Cristiandad (basada en la disputa por el poder), que representaron siempre los obispos y una mayoría de sacerdotes, le dio al gobierno revolucionario una coartada magnífica para aliarse con un sector de la Iglesia y denostar al otro, por razones eminentemente de táctica política, buscando con esa alianza una correlación de fuerzas favorable en ese terreno.

¿CUMPLIRLE A DIOS?

En los años 80 el compromiso social de la revolución fue “leído” y defendido -a veces fundamentalistamente por las comunidades cristianas de base más que por el gobierno revolucionario, que se beneficiaba con ello- como un anticipo del Reino de Dios anunciado por Jesús. Ahora, cuando ya esas comunidades están debilitadas, cuando la Teología de la Liberación perdió tantos espacios en todo el continente por la guerra dirigida por el Vaticano contra esta corriente, es la Coordinadora de Comunicación del nuevo gobierno del FSLN la que vuelve a hacer del Frente una religión.

Lo hace usando y abusando del nombre de Dios, empleando continuas expresiones piadosas y alusiones devotas donde todo vale, desde la Purísima hasta la Virgen de Guadalupe, pasando por el Arca de la Alianza. Lo hace apropiándose en creciente espiral de símbolos que evocan la religión y que olvidan aspectos esenciales del mensaje de Jesús, como es su crítica radical al poder abusivo, y hasta aspectos fundantes de todas las grandes religiones como es el mandamiento de “no robar”.

En el proyecto del partido de gobierno que a diario se proclama “cristiano” y que dice que “le cumple al pueblo como le cumple a Dios”, se abusa del poder y no existen controles institucionales independientes que auditen y sancionen a quienes “codician los bienes ajenos” (séptimo mandamiento) y se apropian de los bienes públicos, que les son ajenos por ser de toda la población.

LA “MISA REVOLUCIONARIA”

Este mes, el nuevo símbolo religioso apropiado por la jefa de campaña de Ortega en una reunión de trabajo con los secretarios políticos del FSLN, fue la misa. Dijo Murillo: Yo muchas veces digo que el Frente Sandinista y el Sandinismo son como una religión… El Sandinismo es valores, principios, fe, creencias, prácticas, rituales. Ese acto del 19 de Julio todos los años es como una gran misa -Dios me perdone si a alguien ofendo-, ¡pero eso es! Nosotros vamos a una misa revolucionaria. Vamos a cantar, vamos a llenarnos del Dios de los pobres, de amor al prójimo.

Fue el obispo Báez el que se ofendió. Y mucho. ¿Tomó la alegoría de la “misa revolucionaria” como el anuncio de algo que ocurriría realmente el 19 de Julio en la tarima del festejo gubernamental? Parece que sí, porque advirtió de sanciones eclesiásticas y decidió reclamarle al poder, investido de su poder institucional.

Antes de la temida liturgia, dio declaraciones durísimas contra la manipulación grotesca que era referirse así a la misa, advirtiendo -¿pensaría que sería él el oficiante?- que el Cardenal Obando no tenía jurisdicción alguna en la iglesia y no era voz oficial de los pastores de la Iglesia de Nicaragua. Reveló también que el gobierno compra conciencias de muchos sacerdotes ofreciéndoles regalías, afirmando que eso era una mucho más sutil persecución contra la Iglesia.

¿CHISPA O INCENDIO?

En un tema tan complejo como el que enceerra la chispa de este incendio, la polémica -como era de esperar- se partidarizó y se “electoralizó”.

Aunque duró sólo unos días la agigantó la oposición política, que en ausencia de liderazgos creíbles o consistentes en sus bandos, tiende a poner altavoz a cualquier declaración de los obispos, otorgándoles un papel que no les corresponde y dándoles más poder del que los prelados están dispuestos a arriesgar. Algunos hablaron de “punto de inflexión” en las relaciones entre la Iglesia y el gobierno y hubo pastores evangélicos que aprovecharon la crisis para advertir que no estaban ofendidos, defendieron a Murillo y dieron declaraciones a favor del gobierno de Ortega.

¿División en la Conferencia Episcopal? Como era de esperar, todos los obispos dijeron que no la había y cerraron filas, incluido el propio Báez dos semanas después. El Cardenal Obando, en el centro de la controversia, evasivo como acostumbra, esgrimió una sentencia latina: Quot capita tot sensus (Tantas cabezas, tantas opiniones) y restó importancia a lo ocurrido. El Presidente Ortega no se la restó y puso su chispa en el fuego clamando contra los obispos, afirmando que en su tiempo fueron somocistas hasta los tuétanos.

ESTADO LAICO: ¿CUÁNDO?

Lo más significativo, y asombroso, en el duro mensaje de Báez fue recordarle al gobierno que el artículo 14 de la Constitución establece que el Estado no tiene religión, no es confesional y, en consecuencia, reclamarle que respete la laicidad.

Algo insólito, ya que el reclamo por el Estado laico fue una bandera que alzaron hace unos años, con consignas, camisetas y comunicados algunas organizaciones feministas, y que pronto fueron abandonando ante la evidencia de que en Nicaragua el Estado no es laico porque no existe en la sociedad una masa crítica que lo reclame.

La separación Iglesia-Estado la estableció Zelaya hace más de un siglo, pero todos los gobiernos de Nicaragua han querido revestirse de religiosidad para legitimarse ante la población. Todos. Ningún gobierno, ni el del Frente Sandinista en los 80 ni el de doña Violeta ni el de Alemán ni el de Bolaños, tampoco éste, han respetado nunca la laicidad del Estado. No la respeta ni el Ejército ni la Policía. Desde que Ortega regresó al gobierno, y con el vaciamiento ideológico experimentado por el Frente Sandinista, se acentuó la tendencia a olvidar este mandato constitucional. La sociedad nicaragüense no ha sido educada para saber que un Estado laico es esencial para el funcionamiento democrático de una sociedad.

DE NUEVO, EL ABORTO

La visita de una delegación de alto nivel de Amnistía Internacional, aunque planificada desde hace muchos meses, llegó al país cuando la controversia jerarquía-gobierno estaba en lo fino. Y con¬¬tribuyó a que el tercer ángel envainara su espada.

Amnistía vino a plantearle al gobierno y a la sociedad la necesidad de asumir mecanismos que frenen la violencia sexual contra las mujeres -Nicaragua tiene altísimos índices en relación a su población-. Amnistía señaló con firmeza que la penalización del aborto terapéutico es violencia contra las mujeres con embarazos que arriesgan su vida y su salud y contra las niñas embarazadas como resultado de una violación, y del incesto.

El Presidente Ortega no quiso recibirlos. Saliendo Amnistía de Nicaragua, los obispos y la jefa de campaña de Ortega comenzaron a hablar coincidentemente de la defensa “de la vida”. Báez alabó al gobierno por haber penalizado el aborto, sin reparar que penalizar toda interrupción del embarazo en base a la concepción vaticano-católica de que así debe ser, a cualquier costo de vidas y de salud, es también una violación al Estado laico, porque ninguna otra religión lo cree así y porque también en el Catolicismo hay distintas interpretaciones éticas de qué es lo más ético a hacer ante esos dilemas.

JUGAR CON FUEGO
ES PELIGROSO

Así están las cosas cuando quedó abierta oficialmente la campaña electoral. El partido de gobierno celebra ya su triunfo, lo impone mentalmente. Pero, ¿podrá gobernar otros cinco años con “más de lo mismo”? Desde arriba, del Norte y de la jerarquía católica llegan amagos de espadas de fuego que podrían desenvainarse.

Desde abajo, el descontento que crece ante una economía cotidiana con menos oportunidades y la indignación por un control social que humilla anuncian que otros cinco años con “más de lo mismo” pueden encender el fuego de otras espadas.

Cuando hay hambre la gente busca qué comer. Cuando la libertad se estropea la gente busca cómo expresarse de cualquier manera. Y cuando la dignidad se avasalla la gente busca la manera de hacerse sentir. No se debe jugar con fuego, es peligroso, dijo el nuevo obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez preocupado por lo que sucede en el “abajo”de su diócesis.

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