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Universidad Centroamericana - UCA  
  Número 325 | Abril 2009

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El Salvador

Un empujón popular sacó a ARENA del gobierno

El pueblo salvadoreño logró una hazaña: sacar a ARENA del Poder Ejecutivo, tras una larga lista de gobiernos de derecha, incondicionales de la política del gobierno de Estados Unidos. Sí se pudo: ha sido el fruto de un enorme esfuerzo colectivo, de una ejemplar insurrección electoral. Después de este salto cualitativo, ¿qué más? Los desafíos son enormes. Por ahora, hay mucho que celebrar.

Elaine Freedman

El domingo 15 de marzo, 50 mil salvadoreñas y salvadoreños alborotaron las calles circundantes a la Plaza Alberto Masferrer de San Salvador para celebrar el triunfo electoral del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). En el Bajo Lempa, al sur de Usulután, se armó, espontáneamente la fiesta. Los bailes en la repoblación de Guarjila, en el norteño departamento de Chalatenango, duraron dos noches seguidas. Y miles y miles de personas pasaron la semana entera felicitándose como si fueran las fiestas de fin de año o un cumpleaños colectivo. ¿Qué celebraban? ¿Por qué todas las felicitaciones terminaban con “gracias por el trabajo que hiciste”? El triunfo del FMLN en las elecciones presidenciales, más que el triunfo del partido, ha sido el triunfo de un pueblo que soñaba con cambiar, sacando a ARENA del gobierno.

RESULTADOS OFICIALES

Con un 51.32% de los 2 millones 638 mil 588 votos válidos, Mauricio Funes y Salvador Sánchez Cerén -la formula farabundista- se convirtieron en Presidente y Vicepresidente electos. A las 5 pm se cerraron las urnas en todo el país y a las 7:30 pm el presidente del Tribunal Supremo Electoral y ex-presidente del Consejo Ejecutivo Nacional de ARENA (COENA), Walter Araujo, anunciaba, desganadamente, los primeros resultados preliminares, que ya daban la victoria al FMLN.

FRAUDES HISTÓRICOS: 1972 Y 1977

Desde 2008, distintas organizaciones del movimiento social, agrupaciones de observadores electorales, representantes del FMLN y el entonces candidato Mauricio Funes, denunciaron insistentemente que podrían darse intentos de fraude.

El fraude no ha sido novedad en la historia de El Salvador y los denunciantes dieron argumentación histórica a sus advertencias. Las elecciones salvadoreñas de 1972 y 1977 son dos de los ejemplos mejor documentados de fraude electoral en la historia de América Latina. La amplia distribución extra de documentos de identidad y la interferencia con la secretividad del sufragio fueron claves en esas dos ocasiones.

Pese a todo, en 1972 la coalición Unión Nacional Opositora (UNO) ganó la elección, pero el Consejo Central de Elecciones de aquel entonces dio el triunfo electoral al Coronel Arturo Armando Molina, del Partido de Conciliación Nacional (PCN) por 9,884 votos de diferencia. En la elección de 1977 la (UNO) llevó como candidato a un ex-militar. Muchos pensaban que así se respetaría la voluntad popular manifestada en las urnas, pero como era previsible, el régimen -para mantenerse en el poder- llegó a usar las formas más descaradas de fraude.

El 20 de febrero de aquel año los salvadoreños acudieron a votar. En aquel proceso un 80% de los representantes de la coalición opositora fueron arrestados o expulsados de los recintos electorales y sólo 920 de las 3,540 urnas electorales fueron escrutadas en presencia de representantes de la UNO. A pesar de la intimidación, del relleno fraudulento de urnas y del conteo imaginativo de los votos, en esas 920 urnas la UNO logró 157,574 votos y el partido gubernamental 120,972.

En aquella segunda ocasión la UNO se preparó mejor para documentar el fraude. Monitorearon y grabaron comunicaciones entre el coordinador del organismo paramilitar Organización Democrática Nacionalista (ORDEN), coronel Benedicto Rodríguez, quien con el nombre clave de “Angel 1” dirigía a los escuadrones de la muerte para intimidar y efectuar el fraude electoral desde Casa Presidencial. Aún y así, el General Carlos Humberto Romero, candidato del PCN, fue declarado ganador.

Los sectores populares se reunieron en el Parque Libertad para manifestarse contra el descarado fraude. La protesta duró hasta el 28 de febrero, cuando fue disuelta con una masacre. Así terminó un capítulo más del proceso político nacional, cerrándose una opción pacífica para llevar justicia y democracia a El Salvador.

APRENDIENDO A COMBATIR
EL FRAUDE

Las elecciones municipales y legislativas de 2003 tampoco fueron la excepción. Un informe electoral de la delegación de observadores internacionales de la ONG suiza GVOM afirmaba: “Como ya es costumbre, los padrones electorales demostraron irregularidades” y señalaba los votos emitidos por ciudadanos guatemaltecos, la aparición de actas electorales en basureros municipales y la violencia electoral en el día de las elecciones, perpetrada por supuestos miembros del partido oficial.

En las elecciones municipales de enero de 2006 el FMLN estuvo a punto de perder la alcaldía capitalina debido a un fraude. En la noche del 12 de marzo, tanto Violeta Menjívar -candidata del FMLN-, como Rodrigo Samayoa, de ARENA, se declararon vencedores. El propio Presidente de la República Elías Antonio Saca se encargó de proclamar, en cadena de radio y televisión, el triunfo de su partido, ARENA, cuando aún el TSE aún no había dado ni un solo resultado preliminar.

Para los del FMLN no se trató simplemente de una decisión apresurada del Presidente, sino de la evidencia de su voluntad política de robarse la alcaldía de San Salvador. Por eso, decidieron activar todo un operativo político para impedirlo. Aquel año, en la noche del lunes 13, el magistrado del FMLN en el TSE, Eugenio Chicas, denunció que el presidente del TSE pretendía dar por ganador a Samayoa.

La dirección política del FMLN convocó a sus militantes a concentrarse indefinidamente en la plaza central de la capital para estar listos a “defender la victoria de Violeta Menjívar”. Miles de salvadoreños se mantuvieron noche y día en la Plaza Cívica durante tres días y una agrupación que marchó hacia el TSE fue reprimida con gases lacrimógenos, produciendo veinte heridos, incluyendo uno de bala. Con estas acciones, el TSE fue obligado a realizar un conteo manual de votos, en el que salió triunfante la alcaldesa Menjívar. En la nueva era post Acuerdos de Paz, el pueblo estaba aprendiendo a combatir el fraude, pese a la represión y a todas las maniobras políticas.

“DEJARÍA DE SER SALVADOREÑO”

Con estas experiencias en la memoria, el FMLN pensó que sería posible combatir el fraude en las elecciones municipales y legislativas de enero 2009. Sin embargo, irregularidades en el padrón, la movilización de votantes de un municipio a otro, la documentación de extranjeros centroamericanos con el Documento Único de Identidad salvadoreño para que votaran, y una incesante y sucia campaña de miedo hasta el último momento, siguieron siendo los rasgos característicos del evento electoral.

Con esta historia conocida, resultaban absurdas las acusaciones del representante de ARENA en el TSE, Walter Araujo, cuando afirmaba que “las denuncias de Funes y su partido de un posible fraude responden a la coyuntura electoral para poder alentar a sus bases en caso de que pierdan”. Bien dijo el analista Dagoberto Gutiérrez: “Si alguien me pregunta si puede haber fraude, dejaría de ser salvadoreño y de tener la experiencia política que tengo, si dijera que no. Se trata de tener una visión histórica”.

PLAN ANTIFRAUDE DEL FMLN

Después de los exitosos resultados del 15 de marzo, Lorena Peña, miembro de la Comisión Política del FMLN y jefa del comando de campaña de San Salvador, hizo esta reflexión: “La derrota del FMLN en la capital en enero nos puso ante la magnitud del fraude arenero. En dos meses tuvimos que hacer un viraje como debimos hacerlo en diez años… Si no hubiera pasado lo que pasó en la elección de San Salvador, ahorita estaríamos lamentándonos”.

Esta posición fue reafirmada por Iván Chicas, jefe del comando de campaña del FMLN en el municipio de Ayutuxtepeque: En marzo, para las presidenciales -dice- “hubo más preparación, que en enero. Hubo más vigilancia, hubo más presencia ciudadana pendiente de dónde andaban las irregularidades. El Frente movilizó a su gente y los ciudadanos por sí mismos también se movilizaron para contener aquellos lugares donde se sospechaba que podía estar encubierto un fraude”.

En marzo 2009, el FMLN llevó a cabo todo un Plan Anti-Fraude. Estaba dirigido a aquellos puntos donde se esperaban manipulaciones de ARENA. Entre otras acciones, consistía en evitar la entrada de extranjeros al país con la finalidad de emitir un voto fraudulento. Durante la semana anterior a la votación, militantes del partido se movilizaron sobre las principales rutas de acceso y en los puntos ciegos de las fronteras para vigilar y devolver a sus países respectivos a todos los centroamericanos que pretendían entrar a El Salvador con intención de votar.

Otra acción anti-fraude consistió en la revisión de los padrones electorales en cada municipio para identificar fallecidos y personas que ya no vivían en el país. Además, en los centros de votación, los miembros de las Juntas Receptoras del Voto fueron orientados a ser minuciosos en la observación de todo el proceso, haciendo las preguntas respectivas a todas las personas cuyo documento de identidad generaba dudas. Eso contribuyó a que se descubriera mucha gente que era de otros países. “Había gente que ni sabía la fecha de su nacimiento”, comenta Chicas.

EL APORTE DE LOS PROFESIONALES ORGANIZADOS

No sólo el partido FMLN aprendió las lecciones de tantos fraudes. Todos los que ya se la sabían reforzaron sus labores. Jaime Martínez, abogado y candidato a Magistrado de la Corte Suprema de Justicia lo relata así: “Para personas e instituciones que, sin concertación previa, nos dimos a la tarea en los últimos meses de denunciar la posibilidad de un fraude electoral en 2009, basados en fundamentos sociológicos, culturales, jurídicos e históricos, nos llena de mucha satisfacción el saber que estos esfuerzos no fueron en vano”. El Movimiento de Profesionales y Técnicos, “Patria Exacta” y el Foro para la Defensa de la Constitución fueron dos voces importantes en la documentación y denuncia preventiva del fraude. Sacaron varios comunicados, realizaron foros, tertulias y conferencias sobre el tema, y mantuvieron informados sobre la situación a académicos en los Estados Unidos para que contribuyeran con presiones desde su país.

MEDIOS DE COMUNICACIÓN: ALTERNATIVA CONTRA EL FRAUDE

“Nosotros, los medios de comunicación alternativa, somos más que un mecanismo para comunicar la lucha del pueblo. Somos parte de este pueblo, y parte de esta lucha”, explica Kenni Bolaños, de la Radio Cadena Mi Gente. Por eso, su trabajo fue educar sobre cómo identificar los distintos tipos de fraude, cómo y en qué instancias denunciarlo y cómo defender el voto. “También nos dirigíamos a la población indecisa para crear conciencia sobre la existencia real del fraude montado y la necesidad de un cambio real en el sistema electoral y en el rumbo del país”.

Esto se hacía a través de programas educativos -como “Consultoría Legal”-, y también en editoriales, programas culturales y programas musicales. En todas las radios alternativas, en los tres días previos a la elección, el programa no fue otro que el “micrófono abierto” para que a través de llamadas telefónicas la gente denunciara anomalías, irregularidades, y la presencia de extranjeros en lugares pocos usuales. Todas esas denuncias ayudaron a disuadir y contener el fraude. En los días previos a las elecciones sonaban los Jhonny Jets por las ondas radiales en plena alusión electoral. “Por fin ahora soy feliz, por fin he realizado el amor soñado, en mi corazón..”.

EL MOVIMIENTO SOCIAL
EMPUJA EL CARRO

El movimiento social salvadoreño, fragmentado por diferentes visiones sobre formas de lucha y por rivalidades sobre protagonismos, logró unir a los principales movimientos multisectoriales, gremiales y redes de ONG en la Concertación Popular por el Cambio, un esfuerzo conjunto para “marcar una diferencia en la coyuntura electoral de refundar un nuevo país”.

Vale la pena aclarar que las organizaciones integrantes de la Concertación eran mayoritariamente autónomas y muchas habían tenido contradicciones de distinta índole con el FMLN. Pero la lucha para sacar a ARENA del Ejecutivo fue la demanda que los cohesionaba más allá de cualquier diferencia. La Concertación Popular por el Cambio realizó marchas, vigilias, caravanas, volanteo y perifoneo a favor del “cambio”, denunciando las políticas económicas antipopulares de ARENA, sus promesas no cumplidas y alertando sobre el inminente fraude.

SE DEFENDIÓ CADA VOTO
CON UÑAS Y DIENTES

Ricardo Ayala, del Bloque Popular Juvenil, valora el esfuerzo colectivo realizado: “La respuesta de los pobres de El Salvador fue verdaderamente inspiradora. Se defendió cada voto con uñas y dientes”.

Un ejemplo concreto se vivió en la Villa Centroamericana, un complejo deportivo ubicado en el municipio de Mejicanos, construido para albergar a los atletas que participaron en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 2002. Según un reportaje del periódico digital “El Faro”, desde las 9 pm comenzaron a recibir, vía telefónica, denuncias de vecinos de la residencial San Pedro, que aseguraban haber visto entrar autobuses “llenos de nicaragüenses” a las instalaciones de la Villa.

El reportaje del diario dice: “A las 10 pm la Villa Centroamericana ya estaba sitiada por la intranquilidad y por una mezcla de vecinos y militantes o simpatizantes del FMLN que se apostaron en las afueras del lugar con el propósito de evitar que los cientos de personas que se encontraban adentro -según la versión popular “nicaragüenses”- pudieran salir a votar la mañana de este domingo. Un puñado de policías (de la Unidad del Mantenimiento del Orden) custodiaba las instalaciones, en tanto un helicóptero patrullaba desde el cielo oscuro”.

Una hora después llegaron el diputado de ARENA, Guillermo Gallegos, para confirmar que efectivamente las personas alojadas ahí eran colaboradores de su partido, y el Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos, para averiguar qué sucedía adentro e intentar a calmar los ánimos. También llegaron observadores internacionales y periodistas para constatar las denuncias de los vecinos”.

Situaciones parecidas se dieron en el Estadio Cuscatlán y en el Polideportivo de Merliot. Los ánimos estaban tensos.

UNA INSURRECCIÓN ELECTORAL

Habla Lorena Peña: “Tuvimos una especie de insurrección electoral. Por centenares y miles la gente cercó toda la noche lugares de concentración de votantes extranjeros con DUI falsificados pero empadronados, que estaban en el estadio Cuscatlán, en la Villa Olímpica y en hoteles cinco estrellas. Los persiguieron y capturaron en los centros de votación”.

“Si esto pasaba en la capital, en Guarjila y Arcatao (Chalatenango), en Corinto y Sociedad (Morazán), en Carolina (San Miguel), en todos esos pueblitos fronterizos chiquitos y perdidos, los campesinos montaron retenes, atravesaron cadenas e hicieron de todo para parar los buses de Honduras y regresar a los que venían a votar”.

ESTADOS UNIDOS:
BARAJANDO OPCIONES

“El Presidente de los Estados Unidos es más Presidente de mi país que el Presidente de mi país”. Hasta ahora, esta frase escrita por Roque Dalton hace cuarenta años, ha seguido válida y resume el eficaz funcionamiento del imperialismo estadounidense en El Salvador. Por eso, no se puede leer ningún proceso electoral salvadoreño sin tener en cuenta el posicionamiento y la actividad de Estados Unidos.

Durante 20 años, ARENA fue la apuesta de Estados Unidos para garantizar sus intereses en El Salvador. ARENA cumplió con todos los mandatos de manera eficaz: el programa de ajuste estructural, la dolarización y la firma del CAFTA (Tratado de Libre Comercio). Fue un incondicional portavoz contra Venezuela y Cuba y fue el único país de América Latina que mantuvo tropas en Irak. En una reunión sostenida el 27 de junio de 2008 entre el entonces embajador de Estados Unidos, Charles Glazer, y un grupo de profesores, estudiantes, artistas y activistas comunitarios de Estados Unidos, Glazer contestó afirmativamente a la pregunta de si la embajada de Estados Unidos había intervenido directamente en las elecciones presidenciales de 2004 a favor del partido ARENA.

Sin embargo, el desgaste de ARENA ha sido evidente tanto a nivel internacional como nacional, poniendo en entredicho su capacidad de seguir garantizando los intereses del capital internacional, y por tanto, los del gobierno de Estados Unidos, en un nuevo período.

Hace años, Estados Unidos comenzó a apostar a la creación en El Salvador del afamado “centro político”. Acompañó, política y económicamente, intentos fallidos de personajes que salieron de las filas del FMLN: Facundo Guardado (del Movimiento Renovador) en 2001 y Julio Hernández (del FDR) en 2005. También apoyó la pre-candidatura del empresario Arturo Zablah, que después pasó a ser candidato a la vicepresidencia por ARENA. Antes de reencontrarse con ARENA, en 2008, Zablah coqueteó con sectores de la izquierda (FMLN y CD) y con el FDR para respaldar su candidatura presidencial con una coalición de partidos.

Fue una clara señal de que ARENA estaba ya perdiendo la confianza de Estados Unidos. Burke Stansbury, director ejecutivo del Comité en Solidaridad con el Pueblo de El Salvador (CISPES) comenta: “ARENA representa el tipo de derecha que los Estados Unidos ya no quiere apoyar, un partido de los escuadrones de la muerte que ha dañado, más allá de lo permitido, la economía nacional”.

Todo esfuerzo “centrista” fue en vano. La apuesta a la creación de un centro o centro-izquierda en El Salvador, donde la polarización política es sólo la manifestación de una creciente brecha entre el nivel de vida de la clase trabajadora y el nivel de vida de la burguesía, en un país donde, según el PNUD, el índice de desigualdad (el índice de Gini) es uno de los más altos de la región, fue un fracaso, un afán sin piso.

Con su hijo predilecto ya marchitado y su alternativa centrista fracasada, a Estados Unidos no le quedó más que reconocer la realidad e intentar apoyar a los elementos más moderados dentro del FMLN para hacer lo “mejor posible” en una situación desfavorable. En este contexto, la embajada estadounidense advirtió a los gobernantes de ARENA que, esta vez, ya no los acompañarían en un fraude electoral.

LA CAMPAÑA DE SOLIDARIDAD
Y EL ÚLTIMO MENSAJE

A este realismo imperial se sumó una intensa campaña realizada por la solidaridad estadounidense, que tuvo como objeto apartar a Estados Unidos de la campaña de miedo y del fraude en El Salvador. Los activistas lograron convencer a 33 representantes congresionales para que dirigieran una carta al Presidente Obama, y a la Secretaria de Estado Hillary Clinton, exigiéndoles que se abstuvieran de intervenir en las elecciones en El Salvador.

Esta carta pasó desapercibida en El Salvador. Pero las incendiadas intervenciones en el Congreso de cinco republicanos, quienes advirtieron, solo cuatro días antes de las elecciones y sin el aval de su partido, los peligros de un gobierno del FMLN, llevaron el tema a las primeras planas de los principales periódicos de Estados Unidos. Paradójicamente, estas intervenciones anti-FMLN actuaron como el necesario combustible para que multitudes de estadounidenses se activaran para convencer al gobierno de Obama a declarar su neutralidad.

El Departamento de Estado, seguido por su embajada en El Salvador, afirmó en las vísperas: “El gobierno de Estados Unidos reitera su posición oficial de que no apoya a ningún candidato en las próximas elecciones en El Salvador del 15 de marzo”. El mensaje implícito era: “No acompañamos un fraude”.

EL PRAGMATISMO
DE LA CASA BLANCA

William Hernández, diputado del PARLACEN y miembro de la Comisión Política del FMLN, lo explica así: “Los únicos gobiernos de derecha que quedan en América Latina son Perú, Colombia y México. En el resto, unos claramente son de izquierda y otros socialdemócratas, también de izquierda. La composición política obliga a Obama a aceptar algunas realidades. La señora Clinton dice que va a ser pragmática en las relaciones”. ¿Qué implica este pragmatismo? “Puede ser -admite Hernández- por el interés de minimizar la influencia de Venezuela en El Salvador”. Es de todos conocido que los últimos gobiernos de Estados Unidos han definido la línea hasta donde pueden “convivir” con un gobierno de izquierda entre Brasil y Venezuela.

La política económica del gobierno del Partido de los Trabajadores en Brasil, por lo menos hasta ahora, no amenaza los intereses del imperio, mientras que la del gobierno del Partido Socialista Unido de Venezuela, sí.

Aunque hay voces en la Administración de Obama, como Dan Restrepo -director para Asuntos de América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional- quien seguramente hubieran preferido que el FMLN perdiera, pareciera que los verdaderos estrategas del imperio sabían que no les quedaba de otra más que intentar influir en un gobierno del FMLN para que se acerque a las brisas más reformista de “los vientos del sur”.

Una semana antes de las elecciones en El Salvador, el Presidente Lula se encontraba reunido con Obama en torno a la Cumbre de Las Américas que se celebraría en abril. Stansbury especula: “Después de reunirse con los Jefes de Estado de Canadá y México, que es el protocolo para un presidente estadounidense entrante, Lula fue el primer Jefe de Estado con quien Obama se reunió.

Esto llamó la atención como una movida de relaciones internacionales poco común”. No es extraño que en la reunión Lula-Obama saliera el tema de El Salvador, puesto que los resultados electorales ya estaban tanto en la mesa política del “monstruo” -como llamó José Martí al imperio- como en la agenda brasileña.

ALGO INÉDITO EN LA DIPLOMACIA USA

Dos días después de ganar el FMLN, Thomas Shannon, asistente de Hillary Clinton, voló a San Salvador para reunirse con el Presidente electo Mauricio Funes. Una visita de un funcionario estadounidense de tan alto nivel, y tan pronto después de una elección, es inédita en la historia diplomática de Estados Unidos.

“Lo que veo es que, si fue o no calculado para mandar señales directas al FMLN y declarar su preferencia por los elementos más reformistas de ese partido, parece que han decidido hacer lo que pueden para propiciar una relación muy cercana con el nuevo gobierno y trabajar para fortalecer los elementos más moderados, para que se acerquen al bloque de Lula y no a gobiernos que realmente buscan una reforma estructural y están desafiando al neoliberalismo -opina Stansbury-. Obviamente tienen muchos instrumentos financieros para llevar a cabo este esfuerzo y el nuevo gobierno del FMLN necesitará mucho financiamiento por la crisis que actualmente atraviesa el mundo”.

ES LA HORA DE “EL TURNO DEL OFENDIDO”

El planteamiento de la disyuntiva “Lula-Chávez” tiene un matiz real y otro de ficción. Lo real tiene que ver con la visión y el proyecto político que un partido de izquierda va construyendo para enrumbar sus acciones.

La ficción comienza cuando se hacen juicios sobre los alcances de ese proyecto, sin medir las correlaciones de fuerzas reales que le permitirán avanzar o no.

En ese marco, es de esperar que el FMLN -estrenando el Ejecutivo, con sus 35 diputados -pero sin mayoría simple- en la Asamblea, y con solo 3 magistrados afines en la Corte Suprema y con todos los medios de comunicación masivos en manos de la derecha- jugará el papel que anunció a lo largo de la campaña: garantizar el Estado de Derecho y plasmar un proyecto dentro del marco de la Constitución. En la etapa que se abre, con esta acumulación de poder estatal en la que el FMLN ha dado un salto cualitativo, aunque limitado, es poco realista pensar que pueda dar nuevos saltos más allá de lo anunciado.

En la medida en que el FMLN fortalezca cada día más su compromiso con los sectores populares que le dieron la victoria electoral y están dispuestos a defenderla, generándoles condiciones para su organización, podrá ir dando cada vez saltos mayores. En la medida en que siga unido, podrá superar el peligro de la cooptación de la derecha y de los Estados Unidos, que aspiran a que renuncie a su carácter “democrático, revolucionario y socialista” (Estatutos del FMLN, artículo 1).

Por ahora, ARENA se fue. Ésta fue la consigna de los sectores populares que apoyaron la campaña y defendieron el voto, una consigna que representó el denominador común del movimiento social: “Sacar a ARENA del Poder Ejecutivo”. Aunque hace falta mucho para cumplir con el sueño de liberación de tantos héroes y mártires, la puerta ha quedado abierta. Hay mucho que celebrar. Roque Dalton estaría contento al saber que su verso está a flor de piel hoy en el Pulgarcito de América: “Ahora es la hora de mi turno / el turno del ofendido por años silenciosos / a pesar de los gritos /
Callad / callad / Oíd”.

EDUCADORA POPULAR. CORRESPONSAL DE ENVÍO EN EL SALVADOR.

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